lunes, 23 de enero de 2017

EQUILIBRISTA

Nos pasamos toda la vida caminando sobre una cuerda, una fina cuerda que se encuentra a unos metros sobre el suelo, somos conscientes de que en algún momento puede romperse o podemos perder el equilibrio, pero eso no nos asusta. Además, si te caes no te mueres aunque paradójicamente la sensación es parecida a la de estar muerto.

¿Os habéis preguntado alguna vez cómo harán los equilibristas para aguantar tanto tiempo sobre la cuerda?
Yo sí, tras varias hipótesis, he llegado a la conclusión de que aguantan en ella porque anteriormente se han caído muchas veces, pero sobre todo, porque no miran a ningún lado que no sea al frente. Ellos empiezan subiéndose a la cuerda, no se suben solos, sino con una vara que les ayuda a mantener el equilibrio.

Y ahora lo entiendo.. el problema no fue mi miedo a caerme ni mi falta de equilibrio. El problema empezó cuando yo te convertí en mi maldita vara. Te cruzaste en mi vida y me ayudaste a mantener el equilibrio sobre la cuerda, pero un día, sin previo aviso, decidiste marcharte y yo, que me había acostumbrado a caminar con tu ayuda, ya no quería ni podía hacerlo sin ella.

Te fuiste... y, desde entonces, no paro de pensar en la de veces que me he hecho la equilibrista cuando tus labios dibujaban una línea recta, lo hacía para que sonrieras y así me desequilibraras. Y, entonces, desde lo más abajo de mi cuerda y sintiéndome muerta, decirte:
¿Te has preguntado alguna vez cómo harán los equilibristas para aguantar tanto tiempo sobre la cuerda?
Para yo misma contestarme mentalmente; los equilibristas aguantan sobre la cuerda porque sólo miran al frente y no se pierden mirándote sonreír.